El mantenimiento de un edificio, casa o apartamento se entiende como el conjunto de actividades preventivas y correctivas que garantizan su cuidado y buen estado, en función de su objetivo original o de las prestaciones necesarias que se quieran adquirir de él. En suma, que en todo momento se encuentre apto y en un estado funcional y estético óptimo para su uso.
Estas estructuras civiles tienden a deteriorarse en el curso del tiempo. Este deterioro prolongado, sin el adecuado mantenimiento preventivo y correctivo, suele proyectarse de manera exponencial, pasando de pequeños daños estéticos que no se advierten hasta daños estructurales importantes que generan grandes perdidas económicas. Una simple gotera puede derivar en la reparación de todo un techo, un muro, o incluso afectar las cimentaciones de un edificio; una instalación eléctrica imperfecta o averiada puede dañar todo un sistema de iluminación o alimentación de corriente. Esto sin tener en cuenta inundaciones o incendios.
Estos grandes daños pueden evitarse si se plantean y se programan mantenimientos correctivos (que corrigen daños presentes) y preventivos (que previenen daños futuros) continuos y regulares. Podemos dividir el mantenimiento de edificios y de estructuras civiles en tres grandes grupos:
En este se hace peritaje de techos, cubiertas, terrazas, tejados y fachadas en función de su relación con la intemperie, el aislamiento con el interior, el manejo de drenaje de aguas y su función estética. Los principales problemas en estos casos son la humedad y las filtraciones de agua en techos deteriorados o no impermeabilizados, la desacomodación de estructuras como tejados y cubiertas, sistemas de desagüe atascados o rotos como canales y rejillas, acumulación de material de desecho en sistemas de captación y drenaje de aguas, aparición de nidos y animales en techos y cielorrasos, deterioro de recubrimientos de pintura, incluso daños por luz solar.
En este grupo se debe tener en cuenta el mantenimiento de los recubrimientos de pintura de las paredes, según su necesidad y función. Asimismo, el estado físico de pisos y de enchapes en cocinas, baños y zonas con presencia de humedad para evitar deterioros por filtrados de agua. También, el mantenimiento y supervisión de estructuras cuyo deterioro representa un peligro en la seguridad de sus habitantes como techos, cielorrasos, escaleras, barandas, puertas; incluso señalizaciones y rutas de desplazamiento que respondan a las reglamentaciones vigentes.
Este gran grupo de actividades de mantenimiento garantiza el perfecto estado de la funcionalidad del edificio. El sistema eléctrico se compone de la distribución de energía, el alumbrado del edificio, y provee estabilidad a sistemas especializados como circuitos de seguridad, sistemas de ventilación, o aplicaciones específicas en ámbitos comerciales, industriales o médicos. Las instalaciones hidráulicas proveen de agua al edificio, a su vez que las instalaciones sanitarias la drenan. Imperfectos en estas redes generan cortocircuitos o filtraciones.
Es imprescindible el constante y correcto mantenimiento de todas las instalaciones de un edificio. Los daños por deterioro de exteriores e interiores suelen desembocar en daños de techos, muros y fachadas a nivel de pintura, de recubrimiento de cemento, incluso de oxidación y corrosión del metal estructural. Y los daños por falta de mantenimiento o reparación en las instalaciones eléctricas, hidráulicas y sanitarias generan, aparte de un mal funcionamiento del edificio, un riesgo en la seguridad de sus habitantes.